Cuando me cruzo con un coach que se las sabes todas, me preocupa. Pues posiblemente también se lo sepa frente a su coachee, y todo lo entiende, todo y siempre sabe cómo se siente su cliente, todo lo ve, etc..
Esto hace que directa o indirectamente le quiera influir con su “sabiduría ignorante”, o que se haga el listo y transcendental con preguntas o concepto complejos.
Los mejores coaches que conozco son casuales y no se complican con las “Cosas (herramientas, conceptos o mitología) del Coaching”.
Comprenden que lo que sus cliente plantean son cosas importantes, aunque no siempre las entiendan. Y un buen coach lo trata con respecto pero sin complicarse la vida. A veces veo a coaches enredándose ellos mismos con las “cosas del Coaching”, o queriendo ser transcendentales con sus palabras, cuando el cliente simplemente plantea un problema. Y ya sabemos que un problema es problema, porque tiene solución. Si no, no sería un problema, sino un hecho.