¿Se puede mejorar la productividad partiendo de la gestión de las emociones?
Sí, se puede, y en este post vamos a contarte cómo hacerlo a través del coaching emocional, que es una parte del enfoque del Coaching Integral, dado que las emociones cumplen un papel clave en la mejora de la productividad laboral. Los bloqueos creativos, la falta de motivación o las dificultades para tomar decisiones son problemas que dependen, sobre todo, de factores emocionales.
Las empresas están formadas por personas que se relacionan entre sí continuamente. Cada una de ellas tiene sus propios estados de ánimo. Y esos estados de ánimo afectan a las emociones de los demás. ¿Quién no se ha contagiado de la energía positiva o negativa que desprenden los demás en un ambiente determinado?
Nuestro objetivo de hoy es contarte cómo ser más productivo con el coaching emocional.
Coaching emocional, ¿qué es?
Este apartado define el concepto de lo que se conoce como coaching emocional. Es una herramienta que enseña a las personas a gestionar sus emociones para que puedan jugar a su favor y conseguir los objetivos que desean. Este tipo de coaching está orientado al control de las emociones y permite a las personas sacar lo mejor de sí mismas y desarrollar numerosas competencias emocionales: flexibilidad, motivación, comunicación, resiliencia, asertividad, trabajo en equipo, empatía, autocontrol y autoconocimiento, entre otras.
Como resultado de esta modalidad de coaching, se desarrolla la inteligencia emocional de las personas, muy conectado con la capacidad de generar empatía hacía lo demás, así como el manejar las propias emociones, con las ventajas que eso supone tanto para la vida personal (mejora el autoconocimiento, la toma de decisiones y el bienestar psicológico) como para la profesional (mejora el rendimiento laboral, las relaciones interpersonales, la comunicación con el equipo y la productividad).
Hasta aquí, todo claro, pero ¿cómo influyen las emociones en el rendimiento de los trabajadores?
El coaching emocional en la productividad laboral
¿Sabías que la productividad de los empleados de cualquier empresa puede verse afectada si no se tiene un nivel estable de inteligencia emocional?
¿Sabía que hace ya más de 25 años, Daniel Goleman en sus investigaciones plasmadas en su best seller mundial “Inteligencia Emocional” demostraba cómo esta se impone frente a la inteligencia racional a la hora de generar impacto positivo y mayor rendimiento en las empresas? Incluso, 8 de cada 10 líderes tenían los puestos más altos gracias a su inteligencia emocional que a su “títulos académicos” o coeficiente de inteligencia (racional).
Cuando una persona no dispone de las competencias básicas del respeto, la comunicación y la empatía, entre otras, dificulta la relación con el resto del equipo y con los clientes. Esto también puede acarrear graves consecuencias sobre el desempeño y la competitividad, así como generar desmotivación, aburrimiento e insatisfacción. Quienes carecen de inteligencia emocional también sufren más de estrés y de otras enfermedades (las emociones son poderosas y actúan sobre el sistema nervioso, liberando adrenalina). Esto afecta gravemente al rendimiento.
Teniendo en cuenta que la única manera en que un negocio puede aumentar la productividad es a través del rendimiento, algo está por cambiar.
El factor humano es clave en la productividad. Sin embargo, no solo es importante aprender a administrar personas, sino también las mentes, ya que la inteligencia emocional puede influir de manera muy importante en la productividad laboral. Difícilmente se puede incrementar la productividad si no se satisfacen de forma adecuada las necesidades intrínsecas individuales.
En definitiva, una persona con un buen nivel de inteligencia emocional permite crear un mejor ambiente en equipo, lo que, indirectamente, hace que mejore la productividad de la empresa.
3 actitudes de una persona con inteligencia emocional
Son muchas las personas que siguen estando convencidas de que la causa de su estado emocional es su entorno, y ellas su efecto. Relacionan las reacciones y los comportamientos de los demás con su grado de bienestar. Sin embargo, el intento de cambiar el exterior siempre resulta ser un fracaso. La causa de nuestro estado anímico está en nosotros, en nuestra mente. Y como tal, debemos responsabilizarnos de que el exterior es solamente el guión de la película que llevamos dentro.
Si bien es cierto que el entorno que nos rodea influye en nuestro bienestar, es nuestra mente quien tiene el poder de cambiar nuestras vidas, porque el entorno no es casual, sino causal. La productividad llega cuando aprendemos a sentirnos bien aquí y ahora, pero eso es algo que depende solo de nosotros mismos. No siempre va de esforzarse, sino de cuidarse y valorarse.
Vamos a compartir contigo 3 actitudes básicas de una persona con inteligencia emocional capaz de fomentar un buen ambiente laboral:
- Sentimiento de equipo. No solo trabajan con otras personas, sino que les agrada hacerlo.
- Empatía. Ser empático es algo más que escuchar a los demás. Es saber ponerse en su lugar, comprender sus situaciones y apoyarles sin generar molestias.
- Optimismo. A lo largo de nuestras vidas, nos enfrentamos a multitud de circunstancias negativas. El optimismo es la capacidad de ver el lado bueno de las cosas sin perder de vista la realidad.
Las empresas son un entorno ideal para desarrollar la inteligencia emocional a través del coaching. Gracias a esta herramienta, cuando no puedes cambiar una situación que te afecta y te produce dolor, tienes la capacidad de elegir la emoción que menos te hace sufrir para afrontarla.
Lo que deberías recordar del coaching emocional en la productividad
Uno puede levantarse temprano para ir a trabajar y cumplir con su jornada laboral. Uno también puede volver a casa después de haber realizado cientos de tareas. Sin embargo, esto no es sinónimo de productividad. ¿Alguna vez has trabajado durante horas y aun así te has ido a dormir con la sensación de no haber sido lo suficientemente productivo? Cuando no cumplimos con las metas marcadas en nuestra mente, entramos en estado de estrés, ansiedad y sufrimiento.
Por eso, queremos darte tres consejos: desarrolla la escucha activa en la empresa, ten una actitud positiva ante situaciones complicadas y desarrolla una actitud responsable. El coaching emocional es el trampolín que te impulsa al desarrollo de la inteligencia emocional. Y esta es quien te conduce al desarrollo de actitudes que favorecen la productividad.
Como ves, se trata de una cadena que comienza en uno mismo y cuyos beneficios se extrapolan a toda la organización. La productividad no es algo matemático, no va de repetir 1000 tareas, ni de vender 500 productos. Uno es realmente productivo cuando se siente bien con lo que hace, vive y logra.
¡Conoce más sobre el coaching emocional y gestiona tus emociones para que jueguen a tu favor! En OlaCoach podemos ayudarte.