Cuando no sabes si empujar más a tu cliente para llegar un poco más lejos, pregúntate si lo haces para sacar más de él/ella, o si lo haces porque a ti te haría mucha ilusión verlo ahí, como si fuera algo tuyo también.
Si te ves dando argumentos para “persuadirle” de que vaya un poco más lejos. O si te molestas porque tu cliente te dice que se conforma donde quiere llegar. O si te sienta mal que elija su opción en lugar de la tuya. Recapacita sobre la meta “tuya” que estás intentando imponer o inducir a tu cliente, y que a veces no distingues cuando dejar de lado las sugerencias, y concentrarnos en lo que tu cliente quiere.